lunes, 24 de febrero de 2014

Historias en carne y hueso.

 Había una vez, una relación amorosa perfecta, era amor, complicidad, amistad, felicidad...sólo se necesitaban el uno al otro, daba gusto verlos juntos, tan enamorados, se protegían y se cuidaban, eran esa pareja que todos envidiaban y deseaban tener algún día, estaban siempre juntos, amándose como el primer día. Eran la típica pareja que pensabas que iban a llegar lejos, juntos, que eran inseparables pero todo cambió...
 Todo empezó un verano, sus miradas se cruzaron, no se quitaban el ojo el uno al otro, un amigo los presentó, fue el primer contacto, se tenían tan cerca que ninguno creía que estaba pasando en la realidad, ambos recordaban aquel día con todo detalle. Estuvieron unos meses sin saber nada el uno del otro, pero poco a poco fueron recuperando el contacto, conociéndose mutuamente y riéndose de todas las cosas que tenían en común, hasta que el destino decidió juntarlos, ambos tenían un deporte en común, el mismo que permitió que se conocieran en aquel verano, se notaba la complicidad que emanaba de ellos, y lo inevitable se hizo evidente, quedaron un sábado por la tarde con unos amigos y cuando tuvieron un momento de intimidad, él la besó, ese beso fue el primero de muchos, el más mágico de todos. Pasaron los días, las semanas, los meses y ellos seguían juntos, coleccionando recuerdos, besos, abrazos, caricias, experiencias nuevas...tenían una relación tan intensa que parecía irreal, era la pareja más bonita de todas. Ella lo amaba con locura, y él a ella más si era posible, tenían un futuro juntos planeado, mil promesas, mil sueños que pensaban que se harían realidad. Pasaron los años y nada cambió, ellos permanecían unidos, como uña y carne, felices, parecían la misma persona dividida en dos, hasta que una mañana, sin motivos aparentes, él la llamó por teléfono, la llamó para decirle que todo había acabado, que había sido todo una gran mentira, que hacía tiempo que no la quería y que lo mejor para los dos era que se separaran, ella no lo aceptó, lo amaba con toda su alma, le había roto el corazón con aquellas palabras, pero ella seguía ahí, intentando que todo volviera a ser como antes, pero para él, aquella chica que lo había sido todo, no era nada, hasta que llegó el momento en que no se hablaban, prácticamente se odiaban, ella sabía que antes de que todo pasara estaba hundida, pero aquello fue la gran gota que colmó el vaso, se había creído todas sus mentiras, y se había ido, sólo. Ella se dio cuenta de que tenía que ser fuerte, tenía que ser feliz sin él, aún era joven, le quedaba mucho por vivir y así lo hizo, se levantó y volvió a ser la chica que era antes, era incluso más feliz, pero le faltaba algo, mejor dicho alguien, aunque se dio cuenta de que no era la clase de persona que ella pensaba, se llevó la mayor desilusión. El tiempo pasó y ella aprendió a vivir sin él, sabía que nada sería semejante, lo sabía, pero simplemente pensaba en vivir, sabía que ella valía la pena y él algún día se daría cuenta, pero a lo mejor cuando eso pasara ya ella no estaría ahí, esperando su regreso, pero había una cosa que no podría olvidar jamás, la última vez que lo vio, las últimas palabras que pronunció, cuando ella intento hablar con él para que pensara las cosas, ella se levantó, dio media vuelta y cuando intentaba irse, él pronunció su nombre, ella se quedó inmóvil de espaldas a él y le dijo, se feliz, ella sonrió de manera irónica mientras le bajaba una lágrima por la mejilla, mientras se alejaba sin mirar hacia atrás.

jueves, 13 de febrero de 2014

Pido esto, pero contigo.

Podría llevarte lejos, ahorrar un año, conseguir dinero en meses o tomar prestada –sin previo aviso- una tarjeta de crédito y llevarte lejos. Llevarte a lugares que no has conocido y que quieres ver, ir a lugares únicos y poco pisados por el hombre, recorrer restaurantes -sé cuanto disfrutas comer-, probar delicias culinarias, comernos el mundo. O podría acercarme a ti unos centímetros, llevarte a un lugar conmigo, mostrarte partes mías que nadie más ha conocido, recorrer tu cuerpo suavemente hasta conseguir erizarte la piel, llevarte a probar mis labios, comernos -vulgarmente hablando-, recordarte que vives y no sólo existes; llevarte lejos… Lejos, pero conmigo.

martes, 11 de febrero de 2014

Y aquí estoy, luchando por la supervivencia en esta sociedad de imbéciles.

Mi vida ha dado un giro de 270º en sentido positivo, me siento orgullosa de estar donde estoy, no lo hubiera conseguido sin caerme unas cuantas veces por el camino para darme cuenta de como eran las cosas realmente y saber como actuar, que actitud tomar. La vida no es fácil, tropezar nos da una lección, nos enseña. Es cierto eso que dicen, tu edad no define tu madurez, la definen los hechos. A veces, necesitamos perder personas, cosas que apreciábamos, para obtener una recompensa, al principio  cuesta hacerse a la idea de que perder algo te va a hacer ganar el doble, pero así es la cruda realidad. Jamás hubiera pensado que mi vida sería así en este preciso momento, pero la vida misma nos sorprende y creo que por una vez en la vida, puedo decir, afirmar y confirmar que soy totalmente feliz, después de todos mis esfuerzos logré ser feliz, y ser el motivo de mi felicidad. 
Pregunta del millón: ¿Qué debo hacer para ser feliz?
Respuesta: Darte cuenta de lo que tienes. 
 
Tus textos,AFJ.

El lobo será siempre el malo si sólo escuchamos a Caperucita.


lunes, 10 de febrero de 2014

Formas de desahogo.

Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, o los que no pintan o componen música, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror, pánico inherente a la condición humana.

¿Por qué nos cuesta tanto pronunciar estas palabras cuando los sentimientos son verdaderos?


Me perdiste, y jamás volveré a ser tuya.

Te encantaba jugar con ella, ¿no?. Te encantaba ver como buscaba cualquier excusa para hablarte, ¿no?. Te encantaba tenerla ahí para cuando querías, te gustaba que te hablara bonito, cosa que raramente tú hacías. Quiero que sepas que me das mucha lástima, porque sabes que es una gran chica, sensible, graciosa, simpática, y los más importante, te quería mucho, te quería de verdad y la perdiste por idiota, no te das cuenta de que se te está yendo y no va a volver, ya está cansada de tus estupideces. Cuando se fue notaste en ella miles de virtudes que las demás no tenían y que no te diste cuenta de ellas cuando aún estaba a tu lado, la viste feliz en tu ausencia y eso te dolió. La viste teniendo miles de oportunidades para estar con otros chicos pero no, no quería estar con ninguno que no fueras tú, porque ella a pesar de todo y a diferencia de ti te respetaba. La verás pasar y vas a escuchar: que buena está esa chica, y tú ahí, con tu cara de idiota, verás que te darán ganas de irte a la mierda. Y cada vez que vuelvas a estar con una chica estarás pensando en ella, te estarás imaginando que estas besando sus labios y la piel de la gran chica que perdiste. No la sacarás de tu cabeza, comenzarás a desesperarte y, ¿por qué?, porque sabes que no es fácil que vuelva después de todo lo que le hiciste, y te arrepientes de tu estúpido comportamiento, porque lo que se va no vuelve, y menos si es una chica como ella, menos si lamentablemente la chica que perdiste fui yo.

martes, 4 de febrero de 2014

El primer amor jamás se olvida.


Me encontré con la única carta que me diste; entre cada palabra, cada renglón sentía el amor que alguna vez fue de los dos. El amor nos hace mentir, es un arma letal, pues creemos que existe la eternidad… Ahora que lo pienso esa eternidad a tu lado fue hermosa aunque sólo haya durado meses; la eternidad no se mide en tiempo, se mide en sentimiento.

Somos una sociedad insatisfecha.

Tuve un mal día, dice alguien que sacó un 3 en un examen…
Dile eso a los millones de niños y jóvenes que en lugar de estudiar se ven obligados a trabajar en condiciones infrahumanas.
Odio mi cuerpo dice alguien con unos kilos de más (según estúpidas convenciones sociales):
Dile eso a quienes no pueden ver, caminar, oír, o hablar.
Odio mi trabajo.
Dile eso a quienes tienen hijos a los que les duele el hambre porque sus padres ni siquiera pueden ofrecerles un plato de comida.
No soporto tener insomnio dice alguien que no pudo dormir una noche por pensar demasiado.
Dile eso a quienes el dolor físico los mantiene despiertos cada noche.
Mis padres no me entienden.
Dile eso a los huérfanos que darían lo que sea para un abrazo más a los suyos.
El amor de mi vida me dejó.
Dile eso a quienes no hayan amado nunca y darían lo que sea por experimentarlo aún sabiendo que terminará.
Vivimos en una sociedad tan acostumbrada a quejarse por lo que no tiene que olvida ser agradecida con todo lo que la vida les brinda.
Alguien podría escribir sobre esto mejor que yo, con más talento o mejor expresión, reflexiono mientras escribo este texto sumandome a la gran cadena de insatisfechos.
Y luego pienso:
Dile eso a las millones de personas a las que estas situaciones tan dolorosas de la vida ni siquiera les importan.